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martes, 13 de octubre de 2009






HISTORIAS DE ALTE BROWN







La gargola de la calle Drago en Longchamps







En Diciembre de 1955 conocí al padre de Tatiana. Llegó con mi padre al anochecer – vinieron por el camino oficial que la familia seguía para ir y venir a la estación - y cuando mi mamá lo invitó a refrescarse con sus célebres duraznos en vino tinto no supo, no pudo o no quiso, rechazar el convite y se sentó con mi padre en el jardín y como viejos camaradas se pasaron la jarra de vidrio para llenar los vasos hasta el borde, sin que el bicherío que atraía la luz del porche les ocasionara ninguna molestia, salvo la precaución de tapar con la mano libre el precioso néctar para evitar que alguno de los pequeños monstruos se ahogara en el oceáno del cual se sentían los únicos navegantes.
La jarra vacía y el aviso de la comida servida despidieron al nuevo vecino, quien no quiso quedarse a compartirla.
Por lo que hablaron mis viejos, supe que era el jefe de una familia húngara y que habían llegado desde Australia en el 50, para vivir con un pariente que tenía una casa muy vieja de la calle Drago , a metros del cruce con la calle Londres, más allá del monte de eucaliptus de la quinta Doña Sol, que ocupaba tres manzanas desde Londres hasta 25 Mayo, entre Colón y Drago.
(La calle Drago era en los años 50 el límite Oeste del casco urbano de Longchamps).
Unos días después vinieron a recolectar duraznos de nuestro pequeño monte de dieciocho plantas, la esposa del hombre y sus hijos Boris, Tadeo y Tatiana , de la que aún recuerdo sus ojos de un azul profundo y claro, como el cielo del amanecer en los veranos de Santa Teresita. y una largas trenzas de pelo renegrido.
Así, con el ida y vuelta del intercambio de alimentos (berenjenas en escabeche, ajíes en vinagre, licores, mermeladas, etc.) y recetas para prepararlos, se fue construyendo una amistad que me permitió ser el único testigo de una ceremonia secreta.
Tatiana y su hermano, Boris, me vinieron a buscar el 24 de diciembre, bien temprano, cuando mi tío Raúl encendía el fuego tenue que asaría el lechón trozado de la noche y mi abuela Concepción desplumaba a la multitud de pollos jóvenes del escabeche, que habían nacido en Octubre en la incubadora para 60 huevos Leghorn, calentada a querosene.
Mi mamá envolvió uno de sus panes dulces – mestizo de la gastronomía italiana y la rusa - y me encargó que se lo entregara a la madre de mis amigos húngaros.
Cuando hicimos las casi cinco cuadras y llegamos al jardín de su casa vimos al padre de Boris, su esposa y Tadeo, haciendo una mezcla de cemento, arena y cal sobre un contrapiso desparejo.
El húngaro llenó dos baldes y comenzó a trabajar una forma extraña sobre una pila de un metro y medio de altura de ladrillos trabados. Mientras tanto, su mujer leía en su idioma natal pasajes de un libro antiguo de tapas verdes.
Como mis amigos estaban callados no abrí la boca y cuando la figura monstruosa desplegó sus alas quietas sentí miedo.
La familia rodeó al ser horrendo tomándose de la mano y con un gesto me sumé al círculo tomando con mi derecha la izquierda de la mujer y con mi izquierda la derecha de Tatiana.
- Cuando esta noche llore por ser de piedra nosotros festejaremos la Navidad – dijo el hombre nacido en las riberas del Danubio.
Pasó el tiempo y cuando la familia partió hacia París, Benjamín – el padre - destruyó a la Gárgola, la Guardiana de la Fé.
Con los años, aprendí de Claudio Páleka “La Vida Extraña. Espectros, Vampiros, Custodios y Hombres de Dios”, página 285: “que las Gárgolas custodian las Iglesias y los Templos para que no sean atacados por hordas del mal. En ese sentido su Custodia al Hombre sería indirecta, salvo por el hecho de que cuando se realizan Liturgias y Ritos dentro del recinto Sagrado la Custodia de las Gárgolas se extiende a las personas que participan de ellos. Si bien se trata de una guarda transitoria no deja de ser eficaz. La Gárgola entiende que luego de la Divinidad, lo más valioso de una Iglesia es la misma Asamblea de los Fieles, ladrillos vivientes de la Jerusalén Celestial. Esta guarda especial está centrada en impedir que los demonios del Aire penetren en el psiquismo de las personas. También expulsan a los demonios denominados Egregores y Obsesores que tienen por objeto hacer que los catecúmenos abandonen la Iglesia y la Santa Fé”.
Para la familia de Tatiana, su casa era su Templo y a mí me honraron al permitirme ser Testigo de su protección.
Jamás los volví a ver.
Hoy, cuando a veces paso con mis nietos por la esquina de Alvear y Malvinas Argentinas (aquellas Drago y Londres de mi niñez) miro hacia el lugar donde hay otras casas y si bien siempre les cuento a mis nietos historias fabulosas sobre los habitantes de la Ciudad Fantasma – esa que fue y ya no existe - no me atrevo a hablarles sobre la Gárgola de la calle Drago y sus alas con garfios de acero.
Ellos, como muchos niños de hoy, pueden ver a las gárgolas japonesas ir y venir por las pantallas de la televisión.
Yo , un abuelo que está más en el pasado que en el futuro, sólo tengo el inmenso privilegio de haber visto a un guerrero de piedra llorar una Navidad Para llegar a la casa de Tatiana, Boris y Tadeo íbamos por Londres hasta Drago y doblábamos la esquina.
Estos son los habitantes de esta “ruta”:
Londres, vereda derecha: En el 1900, ninguno. 2011 al 2041 Kondraceviecz, José – 2053 Filiuk, Samuel – 2149 Kerzer, Mauricio – 2165 Zvignica, Ludwig – 2200 Desaga Pablo.
Londres, vereda izquierda: Ninguno en cuatro cuadras.
En Drago, vereda derecha: Ninguno en el 200.
Drago, vereda izquierda: 283 Anisimoff, Andrés (mecánico y cañista) – Borowski, Benjamín (el padre de mis amigos).

Guillermo Compte Cathcart

(Texto que integra Historia de las Familias de Longchamps, de próxima edición)



Hace poco tiempo, al entrevistar a un amigo de la infancia me enteré que Boris había venido a visitarnos en el año 1974. Primero, había ido a mi casa. Mi padre le dijo que yo estaba distanciado de la familia y que no sabía como ubicarme (todos los fines de semana venía del trabajo y los pasábamos juntos, cosa que enojaba al viejo que no compartía esto de trabajar, estudiar y vivir en la casa de mi abuela por unos meses, en Villa Urquiza). Boris había venido por unos negocios y aprovechó la oportunidad para visitarnos , a Pancho y a mí. Dijo que vivía en los Estados Unidos y que Tatiana se había casado con un norteamericano y que tenía una buena y linda familia. La noticia triste fue que Tadeo murió en Vietnam, integrando el cuerpo de Marines. En el panel 60W, línea 8 , del Muro en memoria de los soldados muertos en la guerra figura Tadeusz Jan Borowski, regular del cuerpo de Marines, de 21 años de edad, caucásico, nacido el 28 de Marzo de 1947 – era de Aries como yo, un año y una semana menor – católico, soltero. Murió el 4 de Junio de 1968 en Quang Nam. En esa región esta el Santuario de My Son. En las ancianas torres Cham montan guardia los Dvarapala, los guardianes del templo con un prominente bigote, con un rosario en la mano izquierda y un tridente en la derecha. Estas estatuas son verdaderas gárgolas vietnamitas, que cuidan sus “iglesias” de las criaturas del Mal. Mi amigo Tadeo, hijo de húngaros, nacido en China, quien vivió en Longchamps, murió como un demonio invasor para quienes lo mataron.

ALGO MAS SOBRE LAS GARGOLAS
Las gárgolas eran algo más que una decoración funcional, si bien su significado profundo permanece aún sin determinar. Entre las numerosas que pueblan los edificios medievales no se han podido encontrar dos iguales, demostración de la extraordinaria imaginación de sus constructores.
La documentación contemporánea a su elaboración ofrece muy poca ayuda en la resolución del enigma sobre su significado derivado, en gran medida, de la costumbre medieval por crear ambigüedad, lo que provoca y permite múltiples sentidos.
La gran variedad, tanto en formas como en significados, va en contra del uso típicamente medieval, esto es, educativo; si se quería enseñar es evidente que debía entenderse el mensaje transmitido a través de las gárgolas. Es por ello que encontramos gárgolas no sólo en iglesias y catedrales, sino también en edificios seculares y casas privadasSimbología.Son muchas las explicaciones que se han intentado buscar, a lo largo de los siglos, para explicar el significado oculto de las gárgolas. Se han visto como símbolos de lo impredecible de la vida, pues nunca representan especies animales conocidas.
En otros casos, se ha dicho que son las almas condenadas por sus pecados, a las que se impide la entrada en la casa de Dios. Esta podría ser una interpretación apropiada, especialmente, para las gárgolas más visibles y terroríficas, que pueden servir como ejemplo moralista de lo que puede ocurrirle a los pecadores.

Mi padre, mi madre, mi hermano y yo seguíamos el “camino oficial” para ir y venir a la Estación: Andén, caminito al obelisco, Rivadavia, vereda derecha, Gobernador Arias, vereda derecha, Londres , vereda derecha, Garay hasta casa. Además, saludábamos a distintos vecinos predeterminados para que si nos estaban buscando los otros miembros de la familia podían decir si habíamos pasado o no por la puerta de su casa o negocio.
Estos eran los habitantes de esas calles. Los de Rivadavia ya los hemos mencionado en La esquina de la casa redonda (hasta el 1600).
Gobernador Arias, vereda derecha: 566 Higa, Juan (sus hijos pondrían en los años siguientes al 52 una tintorería, “nuestra tintorería”) – 540 Barroso, Manuel (peluquería de caballeros y damas, “nuestro peluquero”), 502 Giachetti, Juan Pedro (almacén, “nuestro almacén”, padre del creador del museo y archivo histórico de Longchamps).
Gobernador Arias, vereda izquierda: 579 Tozo, Jorge A. – 563 Renna, Atilio – 535 Faga, Julio B. – 523 Pondal, Ventura – 471 y 469 Menéndez , Avelino – 431 Echagüe, Bernardo – 417 Zampone, Pedro – En la manzana del 300 estaba la cancha de Defensores de Longchamps –
Londres, vereda derecha: Ningún vecino en tres cuadras.
Londres, vereda izquierda: Ningún vecino en tres cuadras. (sobre ésta en los primeros 100 metros, la cancha de Defensores de Longchamps)

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