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jueves, 14 de junio de 2012


ALTE BROWN
ATENTADO MAFIOSO A LA PRENSA
                        Marcelo Massimini periodista agredido 

El periodista  Marcelo Massimini quien conduce el programa local de cable “Cono Sur”, fue víctima de un brutal ataque con marcado tinte mafioso en su domicilio.

Marcelo, quien se encontraba solo a la espera de su camarógrafo acudió al llamado de su puerta creyendo que se trataría de su compañero Javier , pero fue otra la visita, el delincuente esgrimió un arma de fuego  y a los golpes lo introdujo dentro .
El matón se manejo con extrema violencia verbal y con odio lacerante comenzó a agredirlo físicamente, increpándolo por una nota de investigación que el periodista venia realizando sobre las condiciones inhumanas que los alumnos de la escuela 21 de Longchamps  venían sufriendo.
 “Tomá. Vos sos periodista, te voy a desfigurar. Te voy a llenar de mierda toda la casa”, le gritaba el malandra mientras le pegaba cintazos en su espalda y piernas, pero no conforme con esta agresión también procedió a desgarrarle el pelo con una tijera , cortándole la cara y clavando la cabeza con este elemento, luego de semejante vejación y humillación lo encerró en el baño, para poder saquear el domicilio .

Por esta nota casi le cuesta la vida 





El relato de la victima
Marcelo comento a la prensa algunos de los momentos que le tocó vivir, y expresó también que “lo que se llevaron no me importa… Pero el riesgo de morir estaba ahí. Me queda el dolor de los cinturonazos, los tijeretazos en la cabeza… Me decía: ‘Dejate de romper las pelotas porque te voy a llenar la casa de mierda’. Me encerró en el baño… Tiró alcohol y dejó todo preparado para prenderle fuego a la casa. Yo le advertí que estaba por llegar mi primo y tal eso hizo que se fuera, sino tal vez ahora estaba todo quemado”.

 “Yo estaba solo –porque mi mujer trabaja y las nenas estaban en el colegio, la más chiquita en el Jardín– y abro la puerta pensando que era él, y ahí no más me encontré con el tipo éste, encapuchado, con una visera o gorra que se le veía apenas la cara, que me apunta -(con los nervios Marcelo no puede precisar si era una pistola o un revólver)- y me dice ¡dale, metete pa’ dentro, metete pa’ dentro, guacho! ¡Dame la plata! Y ya me agarró de los pelos, me llevaba apuntándome a la cintura… Fui, le di plata… ¡Dame más, dame más!me decía.
Había un cinturón arriba de la mesa, que era el que yo tenía preparado para ponerme porque me estaba cambiando con el traje para salir –serían las nueve menos veinte, más o menos, en el horario que llega Javi–, porque hoy grabábamos, teníamos todo el armado de producción. Bueno, cuando me tiro al piso para agarrar la plata que tenía escondida, con ese cinturón me pega tres latigazos que me dejaron la espalda a la miseria. Cuando me levanté me dijo ¡no me mires, no me mires! Y justo había una tijera arriba de la mesada –que seguramente la habría usado mi mujer con las nenas para cortar figuritas– y me dijo: ‘¿Así que vos sos el periodista? Y me metió tres tijeretazos en la cabeza que me cortó el pelo… Tengo pedazos rapados… Y me advirtió: `Y dejate de romper las pelotas, porque te voy a llenar la casa de mierda`. Me hizo dar vuelta, me puso un precinto, me ató las manos atrás, me tiró en el baño… Yo me quedé ahí; sentí que seguía revolviendo todo en mi casa, en mi pieza, en la habitación… No sé qué seguía buscando, y cuando se iba me dice:`Ahora te voy a prender fuego la casa, hdp…` y todas las guarangadas que te podés llegar a imaginar. Le digo: ¡Amigo, está viniendo mi primo el camarógrafo para acá! ¡Por favor, te vas a topar con él!”

“Por unos minutos sentí unos ruidos, y de pronto no sentí más nada. A los cinco minutos llega Javi –de casualidad no se chocó con él–, ve las dos puertas abiertas –la de adelante (la de rejas) y la de mi casa–, ve todo dado vuelta, un sillón dado vuelta, se asusta y empieza a gritarme a mí. Se vuelve para atrás, por las dudas, pensando que había alguien adentro. Yo le grité: ¡Javi vení! ¡Javi vení! Bueno, vino y me encuentra a mí en el baño, tirado en el piso, con precinto, no me podía acercar, todo golpeado… Me saca el precinto y cuando salgo a lo que es el living me encuentro todo dado vuelta, todos los almohadones alrededor de un montón de alcohol fino esparcido como para prender fuego. ¡Una cosa tremenda! ¡No lo puedo creer…! Pero ¿sabés qué me llama la atención? Que venga y me diga eso: ‘¡Y dejate de romper las pelotas porque te voy a llenar la casa de mierda!’
 Eso me llama la atención, porque nosotros venimos trabajando hace casi un mes con este colegio que tiene la planta de tratamiento rota”.

Marcelo no descarta ninguna hipótesis, aunque considera que el tema de la Escuela 21 puede afectar algunos intereses: “No puedo descartar nada, porque se llevó plata, dio vuelta cosas sin llevarse cosas de valor… Fue un gran apriete para que… quizá no hablemos más. No sé cuál será el negocio… ¿el de los camiones atmosféricos? Porque yo pude hablar con Gonzalo Bagu, director provincial de Consejos Escolares de la provincia de Buenos Aires, y me dijo que hace un montón de tiempo –casi un año y medio– que giraron el dinero para acá, para este colegio, para arreglar la planta de tratamiento. Sí, pero todos los días llega un camión atmosférico, le dije. `Y bueno, ahí debe estar el negocio`, me dijo. Entonces yo digo: yo estoy molestando a alguien, le estoy sacando el negocio a alguien… Que me vengan y me digan: ¿Vos sos periodista? Y me tijereteen la cabeza… me llama poderosamente la atención”.

Massimini nos cuenta luego que cinco minutos después de llamar Javier al 911 llegaron dos policías. Más tarde fue el titular de la Comisará 4ª de Longchamps, Héctor Prado. “A la media hora llegaron Walter Iguiñez (jefe de la Distrital de Alte. Brown) y Carlos Perillo (jefe de la Departamental). Llegó la Policía Científica; ya están todas las huellas dactilares supuestamente marcadas en los lugares donde pudo haber estado esta persona”.

 “A uno lo asusta; psicológicamente lo liquida, pero hasta que no solucione este problema no voy a parar y a partir de ahora nunca más voy a callar nada, porque lo peor es callar”.
El periodista contó además que en los días anteriores los vecinos notaron que había personas merodeando –en forma sucesiva– en la cuadra, que despertaron su inquietud. Incluso también vieron un automóvil Polo gris con vidrios polarizados, que en los últimos tres días rondó la casa de Marcelo, según le dijeron los vecinos.

Hasta el momento, ni el titular de Seguridad municipal de Alte. Brown, Marcelo Fila, ni otros funcionarios, se habían comunicado directamente con Marcelo Massimini, aunque sí hubo muchos llamados de gente a la radio.
Respecto a qué le dijo Carlos Perillo (el titular de la Jefatura Departamental), Marcelo respondió que “le llamó poderosamente la atención, porque es un caso mafioso más que un robo.

Finalmente, Marcelo nos dijo: “Espero tener suerte y que lo puedan encontrar. No me importa ni la plata… En principio me importaba mi vida, porque fue tremendo… La verdad es que lo único que espero es que lo encuentren y que se pueda esclarecer el hecho”.