Bienvenidos

Diario "Visión ", fundado el 16 de Junio de 1990 por Juan Jose Alarcon y Figueroa/ Edicion en papel de distribución libre y gratuita/ Email: diariovision24@yahoo.com.ar
" Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión ; Este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones, opiniones y de difundirlas sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión".Art 19 de la declaración Universal de los derechos Humanos .

viernes, 28 de noviembre de 2014

MACABRA MUTILACIÓN DE ANIMALES

AFIRMAN QUE EL “ALMA MULA” SE COMIO EL CORAZÓN DE SEIS CABRITOS



“Eran cerca de las 3.30 de la madrugada, cuando en medio de un viento sur, se sentía un extraño balido en el corral, es por eso que buscamos la linterna y fuimos a ver qué pasaba. Cuando alumbramos hacia los corrales, vimos salir enardecido a UN EXTRAÑO BICHO NEGRO, era como un perro muy grande que se metió en el monte”. Así relató los hechos a El Liberal Carlos Pereyra, que fue testigo de lo que pasó junto a su esposa y sus dos hijos.


Todos alcanzaron a ver cómo este extraño animal se perdía en la oscuridad. Esta familia del barrio Alomo, al oeste de Quimilí, no sale de su asombro. Sus corrales fueron blanco del ataque de una criatura inexplicable que, en medio del viento sur, irrumpió y comenzó a comerles el corazón, uno a uno, a todos sus cabritos.

“Cuando llegamos al corral, había 3 cabritos muertos, con sus órganos afuera, seguimos alumbrando y recorriendo el lugar y había desparramados otros tantos con el mismo ataque. El bicho los mató y a todos les comió el corazón, de igual manera mató a una cabrilla”, contó Pereyra, acongojado. Para él no se trata de un perro ni de un león.

“El perro no ataca así, no va a matar tantos en tan poco tiempo, para mí esto es el ‘almamula’”, dijo el dueño de los cabritos.
“Hace más de 20 años que vivo criando animales en la zona, aquí ningún vecino se quejó ni vio rastros de un puma o león, aquí no hay de estos bichos porque estamos muy cerca del pueblo (500 metros del casco céntrico). Tampoco esto es un ataque de un perro, el perro no ataca de esa manera, no va a matar tantos en tan poco tiempo, para mí esto es el ‘almamula’, por la forma en que mató y atacó a los cabritos”, denunció Pereyra .


“Mi señora y los chicos tienen un poco de miedo, pero algo tenemos que hacer. Va a venir mi papá y unos amigos con las escopetas y vamos a esperar, porque estoy seguro de que nos va a volver a atacar. Si me da lugar, no voy a dudar, yo le tiro. Porque, si no, nos va a seguir haciendo daño”, advirtió.

“Yo tengo mucho miedo. Con los chicos nos vamos a dormir en la otra casita, un poco más alejada de los corrales”, dijo Estela, la esposa: “Ellos (por su esposo y su suegro) se van a quedar a esperar a ver si ataca de nuevo. Sentimos mucho dolor por la pérdida de los animales que veníamos criando para vender para las fiestas, con mucho sacrificio los veníamos criando y perderlos así, de la noche a la mañana, nos causa mucho dolor”.


OTRO TESTIMONIO ATERRADOR

Un caso llamativo fue el que le paso a Carlos Trapero Díaz (Oriundo de Buenos Aires) cuando se encontraba de visita en casa de un amigo de Santiago y así comienza el relato:

Nos encontrábamos cazando en el campo, hasta ahí todo marchaba bien en el pueblo de “Alto Pozo”. Ya viendo que se hacían las seis de la tarde y el sol comenzaba a esconderse, le dije a mi amigo, vamos a tu casa ya se está haciendo de noche. Cuando emprendíamos el viaje de regreso veníamos charlando de hace cuanto que no nos veíamos y de como había cambiado todo. Cuando de pronto llegando al pueblo comenzamos a sentir como los perros se volvían locos y comenzaban a aullar. Mi amigo que venía conmigo en moto empezó a aumentar la marcha, entrando al pueblo, como era un pueblo chico y las casas estaban alejadas unas de otras no había mucha gente afuera porque además era invierno. De pronto mi amigo se baja de la moto horrorizado sale corriendo para el lado de la casa dejando la moto en un costado apoyada. Al ver esta escena yo también corro hacia la casa y mi amigo aterrado me dice agáchate tirándose abajo de una mesa. Cuando de pronto comenzamos a escuchar como si fuera un bebe que llora con desesperación y de repente por una ventana diviso un espectro, era un enano con cuatro patas y estaba vestido con harapos sucios y atrás de el venían una jauría de perros corriéndolo. Cuando me voy a la otra ventana para verlo mejor me mira y tenía como huecos negros en lo que serian los ojos. Y de pronto empiezan a venir más perros y lo comienzan  a correr y este espectro se aleja a gran velocidad corriendo con sus patas malignas. Cuando se va esta aparición mi amigo no quería omitir palabra y  nos quedamos debajo de la mesa hasta que llego el padre de trabajar en el campo. Cuando llego le comentamos lo que habíamos visto y nos conto que era el Alma Mula y su leyenda. Nos hizo rezar y hasta el día que narro esto no fui más  a visitar a mi amigo…



LA LEYENDA DEL ALMA MULA


También llamada Mulalma , este engendro es una mujer condenada por pecados muy graves en contra del pudor. Galopa por los campos haciendo un ruido metálico  La Mulánima (dibujo de CATU estruendoso - como si arrastrara cadenas -; echa fuego por la boca, los ollares y los ojos y mata a la gente a dentelladas o a patadas. Se la ve sólo de noche y su apariencia es la de una mula envuelta en llamas..

En Tafí del Valle se ha encontrado, en la "Ruta de Birmania" (camino que lleva al Ojo de Agua y que pasa por detrás de la Loma del Pelao), una piedra con una pisada de este animal.

Se comenta que sólo un hombre con mucha Fe o muy valiente puede escapar de su infalible ataque. Para repelerla o defenderse se debe repetir tres veces "Jesús, María y José".

Algunas personas dicen que el Alma-mula es el Diablo mismo.

Elena Bossi en Seres Mágicos, nos cuenta que la Mulánima es una mujer condenada que se transforma de noche, con la primera campanada de las doce, en una mulita chica, que anda galopando y arrastrando cadenas, mientras da rebuznos estridentes y desesperados. La misma autora narra que el grito de la Mulánima es a veces como un relincho y otras como un llanto de mujer… y que el periplo de este ser termina en la puerta de una iglesia, emprendiendo el camino de regreso.

“Lleva las riendas suelta, de modo que al correr las pisa y se lastima la boca con el freno” cuenta Elena Bossi, lo que agranda aún más la desesperación del fabuloso animal. Hasta se dice que sale mayormente en tiempos de tempestad y que ataca las majadas, comiendo algunos animales y dejando otros heridos.

Juan Carlos Dávalos, el gran escritor salteño, relata que un peón suyo, “allá por los 20”, llevando un arreo en las cercanías de los nevados del Acay, se separó del grueso de la tropa para buscar un ternero perdido… le llegó la oración en la travesía y cuando volvía por una estrecha huella del cerro, vio a la lejanía una pequeña luz que se acercaba rápidamente… el viento que corría del mismo lado trajo el vaho azufrado… cuando se dio cuenta que es lo que se acercaba… era tarde… de frente y dando horrorosos alaridos y tirando fuego por los ollares, venía galopando desenfrenada una mula del tamaño de un caballo grande… Hallaron al criollo con el rostro desencajado y el pelo y los ensillados quemados… casi mudo… apenas pudo balbucear el encuentro y su corazón no resistió más… entre congelado y aterrorizado, el pobre no era más que un guiñapo… lo mismo que en la Ruta de Birmania, arriba mencionada, en esta senda del Acay también quedó marcada una huella en la piedra pelada… “que las hay… las hay