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domingo, 26 de junio de 2016

EX COMBATIENTES DEL R7 TRIUNFAN EN LONDRES COMO ACTORES


Triunfa en Londres la obra teatral integrada por ex combatientes de Malvinas



Fue un martes 13 de abril de 1982 los recuerdos que el fiscal platense Gabriel Sagastume guarda de aquel día se vuelven una memoria precisa y familiar.

 Le habían dicho que era tarde de visitas y esperaba en el interior del viejo Regimiento 7 de 19 y 51 junto a sus compañeros, mientras al otro lado del portón, en la calle, se juntaban decenas de familiares esperando por entrar.

“Ver que el regimiento se convirtió en una plaza y el casino de oficiales en un centro cultural me reconforta”, asegura, aunque aclara que ese centro debería tener “un espacio de exposición permanente dedicado a Malvinas”, algo que, al decir del propio ex combatiente, permitiría recordar que allí estuvo el lugar “donde partimos hacia la guerra y a donde muchos de nuestros compañeros nunca volvieron”.

 “Pero en algún momento dieron la orden de salir y empezaron a llegar micros de las líneas locales: el 8, el 14, el 7, el 3.
 Nos subieron a los bondis y en ese momento escucho que me llaman. Me asomo a la ventanilla y los veo venir a mi mamá, mi hermano Rodrigo, mi tía Nana y mi novia Florencia.
 Se habían colado adentro del cuartel porque Florencia le dijo al soldado de guardia que era la novia de un oficial y los dejaron pasar.

Les toqué las manos a través de la ventanilla y me dieron un yogurt y la revista ‘Expreso Imaginario’, que tenía en la tapa una foto de Tanguito tocando la guitarra. Conservé la revista durante toda la guerra. La leí mil veces y, una vez que volví, la busqué y la encontré y la volví a comprar. Hoy Florencia todavía es mi mujer”.

Familiar y precisa, la memoria de Gabriel rescata momentos perdidos del pasado y, 34 años después de aquel martes 13 que partió rumbo a la guerra, actúa acaso como motor indispensable para su presente como actor experimental: junto con otros ex combatientes con los que compartió el campo de batalla -en total son tres argentinos y tres británicos-, Gabriel ahora comparte también el emblemático escenario del Royal Court, uno de los principales teatros de la capital británica dedicado a la nueva dramaturgia.

“La experiencia teatral es maravillosa (asegura Sagastume desde Londres), sobre todo por el contacto, el intercambio y la convivencia con tres veteranos ‘enemigos’, algo que nos permitió conocer un lado desconocido de la guerra; sus historias, muchas veces parecidas a las nuestras, y su dolor infinito a pesar de que fueron ellos los ganadores”.

La obra en la que participa Sagastume se llama Minefield (Campo Minado) y es parte de un proyecto creado por la directora argentina Lola Arias y para el que audicionaron más de 60 veteranos de guerra entre Buenos Aires y Londres.

 “La forma de selección tenía que ver no sólo con la experiencia que habíamos vivido en la guerra -explica Sagastume-, sino también con la posibilidad de que se ensamble con las historias de otros y tome así la forma que Lola quería para mostrar el conflicto”.

Reconocida por la crítica como una valiosa y lúcida pieza de teatro documental, el objetivo de Arias y su equipo de producción era juntar un grupo de ex soldados con un pasado bélico en común y, a partir de sus vivencias, de sus voces, construir un montaje en el que los testimonios en primera persona fueran tan sinceros como demoledores. Y el objetivo parece cumplido. Puede ser el relato de Sagastume contando el momento en el que se encontró con la pierna de un compañero que voló en pedazos al pisar una mina antipersonal o la historia del soldado Armour, quien describe en su aparición escénica la charla que tuvo con un soldado argentino que, un instante antes de morir en sus brazos, le confesó no saber por qué era que estaban peleando.

“La experiencia de la guerra es algo que queda en la memoria para siempre -explica Sagastume-. Todos los días de mi vida, en algún momento, recuerdo algo de Malvinas. Sin embargo, creo que estoy ‘curado’ porque pude hacer un vida como la de cualquier persona, con sus momentos alegres y tristes, triunfos y fracasos, seguramente aprovechando lo que aprendí allá y valorando la vida después de haber estado muy cerca de la muerte”.

 “La experiencia teatral es maravillosa, sobre todo por el contacto, el intercambio y la convivencia con tres veteranos ‘enemigos’”


Al volver de la guerra, Sagastume recompuso su vida y, luego de varios años de estudio, se convirtió en un importante fiscal de la Ciudad. “Haber estado en la justicia y específicamente en el fuero penal -admite ahora-, me puso de nuevo frente a experiencias límite. Personas que mueren o matan. Seguramente la guerra me permitió trabajar sin que el dolor de las causas en las que me tocó actuar me afecte demasiado. Creo que cualquier persona está expuesta a cometer algún hecho delictivo y en la guerra es legal lo que en la vida civil no lo es. Matar, por ejemplo”.


Con una estética vanguardista donde los relatos de la guerra se complementan y, en un tono familiar y casi cercano, entran en sintonía con las luces y la música que acompañan el montaje de la obra, Minefield representa una experiencia de sentidos y emociones no sólo para el público sino también para sus protagonistas. Su directora lo explica bien: “Yo menospreciaba el efecto de la guerra en los ingleses porque pensaba que eran profesionales -declaró Arias ante la prensa-. Pero comprendí que no, que nadie está preparado para la guerra, para ver morir a su compañero, para morir, para matar, sean o no soldados profesionales”.

Sagastume sabe bien de qué se trata y lo explica a su modo: “La manera artística de mostrar nuestras historias nos coloca en un lugar difícil de describir -sostiene-. Cada noche salimos al escenario a contar eso que ya contamos miles de veces a nuestros amigos y a nuestra familia y sentimos una vibración especial, la respiración del público, su conexión con lo que decimos”.


La obra, cuentan sus responsables, seguirá un tiempo más en el escenario londinense y se prevé que aterrice en nuestro país recién en noviembre, cuando se presente en el Centro de las Artes de la Universidad de San Martín (UNSAM).


“Ojalá se pueda estrenar en La Plata”, se entusiasma Sagastume, quien desde principios de año se instaló en la capital inglesa para embarcarse en este inusual y ambicioso proyecto teatral. Y cuando menciona a La Plata, no puede dejar de recordar una vez más el Regimiento 7 de donde hace ya más de tres décadas salió para la guerra. 

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